Hoy se cumple un año del fallecimiento de nuestro amigo y compañero Nicolás Avelluto. El paso a otra vida, la salida corporal del plano nuestro y con eso, las preguntas.
A veces no nos damos cuenta, pero la pérdida de un ser querido o un desconocido, nos deja preguntas sin responder. Y es eso lo que más molesta aunque no nos demos cuenta.
La otra persona ya no está más para respondernos entonces tenemos que vivir con esas preguntas. ¿Por qué no le dije más seguido te quiero? ¿Por qué se murió tan joven?
¿Por qué la gente no los respetó como correspondía?
Con cada muerte, cada persona tiene sus preguntas y deudas, pero lo que jode de la muerte es eso. Vos tenes que seguir con tu vida sin poder interpelar a alguien o algo que hasta ese momento formaba parte de tu cotidianidad. Y te jode, porque te hace enfrentar al vacío, a la falta de respuesta sobre lo que hay después de la muerte, a un montón de enojo y mezquindad que tenemos dentro nuestro. Porque sí, todo eso está dentro nuestro.
Nicolás fue el primero de nosotros. El primero en el sentido:
1- El primero de nuestro círculo joven
2- El primer fotoperiodista joven
3- El primer pseudo famoso que se volvió muy público por hijo de y no por lo que era.
El primero de nuestro círculo joven:
Nico tenía 28 años. La muerte de alguien tan joven siempre impacta. Deja la bronca de todo lo que le quedaba por vivir, porque a esa edad la vida recién empieza.
La interpelación de miedo a otros jóvenes que no entienden cómo alguien de edad similar pudo partir de este terreno. En ese tipo de circunstancias, porque hemos sufrido otras pérdidas, en contextos violentos o de vulnerabilidad. La idea de la muerte para las personas jóvenes por lo general queda muy lejos. La proximidad de ella, de la posibilidad hace temblar a cualquiera y eso fue lo que pasó con muchas personas. La sorpresa y el estupor de alguien que ayer estaba sacando una foto y haciendo planes a futuro a que hoy nos quedamos sin su presencia, sin su aporte, sin sus planes y con todas nuestras preguntas.
El primer fotoperiodista joven:
Con este ítem sucede lo mismo. Estamos acostumbrados a perder colegas en contextos violentos o por edad, pero en el ambiente en el que Nico estaba, nadie esperaba la muerte repentina de alguien tan joven. El círculo es amplio, nos excede y esa es la principal diferencia. No hablamos ya de nuestro círculo de 5 amigos en común sino de todo un ambiente. Quizá no era el mejor profesional en cuanto a lo técnico, puede haber muchos mejores, pero para su recorrido había aprendido el valor de lo comunitario y la solidaridad, pese que muchos todavía no lo hayan aprendido.
El primer pseudo famoso que se volvió muy público por hijo de y no por lo que era:
Esta parte es la más dura. Nico como tal era una persona muy humilde de espíritu. Una excelente persona que siempre ayudaba como podía. Que tenía muy en claro el lugar que ocupaba en la sociedad y que quería ser. Con sus herramientas y posibilidades.
Cuando falleció, estalló la noticia, no porque él había fallecido, sino porque había fallecido el hijo de un ex Ministro de Cultura de la gestión de Mauricio Macri.
Para mí, para nosotros eso fue muy injusto y poco representativo de él y en ese afán de defenderlo salimos a publicar algo sin saber que se iba a viralizar. Al igual que trabajamos las causas de gatillo fácil, la potestad la tiene la familia. Nosotros no somos nadie, no somos más que la familia. Salimos desde nuestra inmadurez a publicar igual que ahora.
Nos atrevemos a hacerlo porque sentimos que un pedazo de memoria quedó en nosotros en su última etapa y no queremos que se le falte el respeto a la memoria.
Nicolás no era hijo de…
Nico era un niño anarquista que tenía tatuada hasta las manos y no podía pasar disimulado en ningún lado. Todo lo contrario a lo que muchas veces nuestra profesión requiere. Eligió estar en la calle y tener piezas (fotográficas en este caso) que armen el rompecabezas de lo que sucede en el día a día y no sale en todos lados, no todas las personas eligen ver.
Había sido una persona que sufrió bullying y diversas cosas desde pequeño y que hasta el día en que murió poca gente lo tomaba en serio. Le caía simpático a mucha gente.
Había otros que no podían odiarlo aunque quisieran porque lo veían en todos lados. Esa presencia inapelable que pedimos siempre. Acompañar. Y Nico acompañaba todas las causas que podía. Así lo conocí, en la calle, de verlo en todos lados. Así lo conocieron tantos. Pero muchos no lo tomaban en serio hasta que murió.
Consciente de todo, eso era tema recurrente con Nicolás. Hablábamos de su inseguridad para imprimir y vender sus fotos y yo le preguntaba “¿Boludo, no tenes gente con los que hables estos temas?” El me decía que no. Es desde este lugar que compartimos todas las primeras horas con mucha bronca de toda la gente que salía a hablar de él o despedirlo.
Medios en los que ya no trabajaba que lo despedían como compañero actual. Que jamás le habían pagado un peso, ni una foto. Gente que quizás nunca le tiró un centro y que frente a la muerte, sus preguntas, sus egoísmos, se ponía su camiseta. Una camiseta que tampoco nos corresponde a nosotros, pero que como compartió sus últimos días conmigo y con Posdata no pudimos evitar hacerlo.
En su velorio aprendimos muchas cosas. Todos somos facetas y partes que solo se juntan en un cumpleaños o en un velorio. Aprendimos que Nico tenía una banda de Tigre con los que iba a la cancha y se juntaban a comer. Él nos había hablado de eso, pero les conocimos y les escuchamos hablar con profundo amor de Nicolás. Aprendimos el amor y la visión de la familia, la comida de la abuela. Muchas cosas que nos hubiese gustado aprender y saber antes pero que ese día las vimos. No todo era un dolor impotente de gente que se subía al desfile. También había amor.
También aprendimos a saludar a nuestros contrincantes y enemigos políticos. Por que sí, porque como hijo de, saludé y abracé a su padre como sí no fuera la persona que es. Porque yo no estoy para dar lecciones de paternidad en un velorio y porque habrá muchos comentarios o análisis, acertados o no que se pueden hacer en nuestra intimidad, pero en un velorio, nos abrazamos, presentamos nuestros respetos y lo único que le dije a su padre fue: Nicolás, era una gran persona, una persona que este mundo no se merecía. Su padre me respondió: Por favor, no lo olviden!
-¡Jamás lo vamos a olvidar, Nicolás va a estar presente siempre! en el campo popular, le dije, lo abracé y me fui.
El dolor se quedó ahí, en ese lugar, en esa familia, en esos espíritus. Nadie puede poner en duda el dolor, es de personas muy crueles hacer eso y nosotros no somos ese estilo de personas.
Lo que sí preferimos es hacernos cargo del porqué del dolor. Nosotros interpretamos que la memoria de Nicolás tenía que ser otra, que la mayoría de la gente no representó su espíritu.
Porque Nico aún entre la gente y con seres hermosos que lo rodeaban, igual que la mayoría de nosotres, habitaba el mundo solo. Y en esa soledad, está el hacernos cargo de lo que este mundo hizo con una persona como él. Nicolás no conocía maldad en su interior y sin embargo la sociedad lo escupió, lo rechazó y lo maltrató cuantas veces pudo. En esa falta prefiero pararme igual que hace un año cuando escribí: Te pido perdón por no haberte dicho más que te quería, te pido disculpas por ser tan duro, yo solo te quería cuidar. Y me puedo seguir equivocando, pero es ese el lugar desde el cual se escribe.
Nico estaba feliz yendo a la cancha, viendo a sus hermanitos, comiendo con su madre, con su abuela. Para él una de las mejores cosas de la semana era cuando su madre lo pasaba a buscar y caminaban y charlaban un rato. Todavía estábamos en pandemia. Le estaba enseñando a editar y llegó a publicar al menos un video para Posdata. En esas semanas compartimos más horas que nunca, porque editar es así. Sabemos que tenía amigos, también colaboró muchisimo con la Campaña Nacional por el derecho al aborto Seguro, Legal y Gratuito. Compartiamos otro círculo al cual vimos despedirlo y hacerle un homenaje con mucho cariño.

Pero también nos partió el alma ver como mucha gente lo despedía desde su superficialidad, con las ganas de participar. Cómo Nico era muy fan de los memes, voy a aplicar uno que dice: No me importa lo que hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía. Esa frase, referida muchas veces a la vida de un presidente riojano, es para mi lo contrario justamente a lo que sentíamos nosotros. Sí, teníamos dolor! Pero a mi me quemaba la pregunta ¿Qué hicimos por él? ¿Qué hicimos nosotros de su vida?
Porque ya sabemos que Nico hizo magia en la vida de las demás personas. Entonces por eso, que injusta su partida y todo el toqueteo de su despedida. Los titulares de Página 12 y un montón de medios haciendo amarillismo por ser el hijo de. ¡No! Nicolás no apoyaba sus medios, ni sus políticas. Ni las macristas, ni las kirchneristas. Tampoco apoyaba que los medios compartan fotos sin siquiera la firma de sus autores, y en su propia muerte medios como Filonews nos robaba las fotos, las declaraciones y ni siquiera nos pedían permiso. Fueron horas de horror donde hicieron todo lo contrario a lo que Nicolás hubiese querido.
No podían despedirlo ni como hijo de alguien, ni tampoco como “la persona que alguna vez ví en la calle”, ni la cantidad de personas que empezaron a preguntarnos en las redes sociales ¿De qué murió? Queremos saber de qué murió! Nos reclamaba la gente enviándonos mensajes como sí fuésemos el departamento forense. A nosotros no nos importa de qué murió. Todavía teníamos que digerir que se había muerto… No habían pasado horas de la noticia que nos escribían de paginas anti vacunas afirmando que se había muerto porque justo se había dado una vacuna. Una persona diciendo que había estado en la misma marcha que él, otra que lo vió a lo lejos, cada cual nos escribía para contarnos porque para ellos era taaaaaaaan importante. Porque la gente es así, de atrevida, le importa su participación, su dicho en la historia y no el sufrimiento de su círculo. Y no es una contradicción porque una vez insistimos, nosotros no somos su familia. Nosotros somos unos resentidos que desde el dolor y el amor no queremos que se apropien de cosas que no les corresponden y que peor aún durante la vida de Nico habían sido lo opuesto, o que jamás lo ayudaron o fueron todo contra lo que Nico luchó.
Un año después seguimos sintiendo su ausencia. No por algo nuestro, sino porque Nico estaba en todo. Era el primero en compartir nuestros posteos, colectas, el primero en aportar. El primero en sumar, siempre dispuesto. Nico estaba siempre, entonces ahora que no está es una ausencia lógica, cruda, palpable. Yo partía cada día de mi vida sabiendo que sin importar que o como Nico iba a estar ahí. Me prestó hasta su cámara cuando no tenía. Está en todo y por eso seguimos en deuda con él.
Nico es recordado por cada madre en lucha que alguna vez le sacó una foto, que alguna vez por atrevido la hizo sonreír o la abrazó. Con su inocencia, con sus defectos, con su torpeza. Nico, con un montón de cosas que no vienen al caso, fue y será el mejor de nosotros. Porque justamente más allá de todo lo negativo, humano, técnico, social, cultural, Nicolás era buena persona y eso en este mundo, no es moneda corriente. Podemos seguir luchando por el mundo que todos queremos y que Nico luchaba. Pero también al igual que dijimos en su velorio, lo que queda es vivir, y lo mejor que podemos hacer por él, es ser mejores personas y ayudar a otros.
Quedará en nuestra memoria, pero también en el increíble y más hermoso archivo que su familia hizo para la eternidad https://nicoavelluto.com.ar/ .
Quedarán las preguntas en nosotros cómo la última foto del perfil de Nico que pregunta ¿Dónde está Tehuel?.
Esperamos que también nos quedemos con el amor para ser mejores personas y construir un mundo mejor.
FOTOPERIODISTA
Y MILITANTE
(1993-2021)
La resistencia continúa en tu mirada.