Esta nota fue escrita por Rocío «China» Sánchez, Nazareno Roviello y Camila Pinedo.
El lunes 12 de julio, Martín Dinatale publicó una nota en El Cronista sobre el cierre del acuerdo entre los países que se firmaría en septiembre de 2021 y los activismos estallaron en redes sociales. En la noche del mismo día, la Cancillería Argentina comunicó, mediante su cuenta de Twitter, que la nota no tenía “asidero real”, por ende desmintió que esté cerrado el acuerdo.
El martes 13 de julio, el periodista confirmó, también vía Twitter, que todo lo dicho en su nota es verdad y la ratificó.
¿De qué trata el acuerdo?
El Gobierno Nacional busca avanzar en la instalación de 25 plantas productoras de carne de cerdo en el norte del país en los próximos 6 años. Se espera que las plantas produzcan 900.000 toneladas por año que serían destinadas a China.
El proyecto comenzó a ser discutido en 2020. Si bien la firma estaba pautada para fin de año, fue demorada por un agregado de último momento; por los cuestionamientos de organizaciones sociales y ambientalistas, la Cancillería incluyó en el memorándum un apartado específico en relación al cuidado del ambiente.
Asimismo, el proyecto de acuerdo no contempla estudios previos que permitan medir el riesgo del impacto, establecer una línea de base ambiental y/o dar participación a la ciudadanía y a las comunidades.
Por su parte, el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, firmó un acuerdo con la empresa de capitales chino-argentinos Feng Tian Food a través del cual se buscarán inversiones chinas para instalar 3 plantas productoras de carne de cerdo.
Contaminación y peste
El interés de China por Argentina se explica por un brote de la peste porcina africana, una enfermedad altamente contagiosa en los cerdos que no tiene cura ni vacuna. El brote inicial fue detectado en China en agosto de 2018 y para fines de mayo de 2019 se registraron 136 focos diferentes dentro del país. Se estima que alrededor de un millón de animales han sido sacrificados para contener los diferentes brotes. Además, los 2 principales importadores de China eran España y Alemania, pero están afectados por la peste porcina.
Organizaciones ambientales y sociales aseguran que el volumen de producción de carne propuesto llevaría a un nivel de contaminación inédito del agua y los suelos en las provincias argentinas. Lograr las 900.000 toneladas de carne de cerdo implicaría incrementar el stock de animales en casi 10 millones, lo que duplicaría las emisiones de gases de efecto invernadero del sector porcino y demandaría unos 12.000 millones de litros de agua potable a lo largo de toda la producción. Un antecedente de ejemplo: entre 2009 y 2010 el virus H1N1, conocido como gripe porcina, llegó a infectar al 15% de la población mundial.
La cría intensiva de cerdos implica un consumo insostenible de energía y bienes comunes. La cantidad de desechos producidos y concentrados en áreas reducidas tienen la capacidad de contaminar agua, suelo y aire. Actualmente, solo 4 empresas controlan el 58% del mercado mundial de productos farmacéuticos para animales y 3 empresas controlan casi la mitad del mercado de genética porcina comercial.
La utilización indiscriminada de antibióticos que demanda este modelo, lo convierte en una verdadera fábrica de bacterias con resistencia antimicrobiana, alterando los procesos ecosistémicos fundamentales, como la degradación de contaminantes y recirculación de nutrientes. Incluso puede enfermar al ser humano ya que, la dificultad de contar con tratamientos antimicrobianos adecuados para estas bacterias, incrementa la morbimortalidad y el gasto público en salud.
¿Cómo continúa el acuerdo?
Como se mencionó anteriormente, Cancillería desmintió el comunicado, pero el periodista manifestó que tuvo acceso al borrador del memorándum y también expuso que el Ministerio de Producción está trabajando con los bancos argentinos (BICE y Nación) y con los chinos (ICBC y CDB) para desarrollar una línea de créditos para el sector.
“En el borrador del memorándum al que accedió El Cronista se detalla que ‘la Argentina tendrá competitividad y potencial como jugador global para desarrollar la sección descriptiva general de las capacidades, potencialidad y horizonte de la producción de carne porcina frente a inversores extranjeros interesados, detallando características, requisitos básicos, estándares y umbrales mínimos que deben tenerse en cuenta”, dice en la nota.
El Estado argentino deberá presentar las pruebas concretas sobre el caso para demostrar que efectivamente no se avanzó, una vez más, a espaldas de la gente ya que, si bien la Argentina tiene una emergencia económica, la disputa del modelo está presente.