Menstruar y cuidar al medioambiente puede ser posible, pero ¿es verdad que es más caro?
Los elementos de gestión menstrual son todos los dispositivos de contención que se utilizan en el periodo de la menstruación, más conocidos como:
- Toallitas higiénicas. Se recomienda su cambio cada 4 horas para evitar irritaciones o infecciones.
- Tampones. La misma recomendación que las toallitas.
- Toallitas de tela. Son reutilizables y su duración puede variar de 1 a 3 años.
- Copa menstrual. También es reutilizable y tiene una duración de 5 a 10 años.
¿Cómo son sus usos? ¿Qué impacto saludable tienen en el cuerpo? ¿Qué tan conscientes somos de los que usamos en el ciclo menstrual? Muchas personas menstruantes desconocen saberes y herramientas para sus cuidados, generando desigualdades y peligros para su salud y medioambiente.
El primer problema de las toallitas higiénicas y de los tampones es su grado de contaminación: desde el empaque de plástico hasta su fabricación que implica la utilización de petróleo, gas y agua natural (se calcula 30 litros de agua por paquete producido). Solamente una toallita tarda en degradarse alrededor de 500 años.
Si en el promedio de nuestra vida “fértil”, 35 años, usáramos alrededor de 5 toallitas higiénicas por día, dependiendo del flujo o la intensidad del ciclo, cada persona menstruante utilizará alrededor de 10.000 a 12.0000 toallitas.
¿Y qué onda con la copita?
Durante un periodo de 10 años, una sola copa menstrual podría costar entre el 5% y el 7% del costo de las toallitas o los tampones. Además, producen menos residuos de plástico. Durante una década, se estima que una copa crea el 0,4% de los residuos de plástico generados por las toallitas higiénicas o el 6% de los producidos por el uso de tampones.
Aproximadamente el 70% de las personas que la utilizan quieren continuar usando copas menstruales, una vez que se familiarizaron con la forma en cómo se usa, y 4 de cada 10 personas menstruantes piensa en utilizarla.
Higiene menstrual en América Latina y el Caribe
En esta región, 9 de cada 31 países e islas consideran a los productos de salud e higiene menstrual como productos de primera necesidad y, por ende, sujetos a una reducción de IVA. Los 5 países con las tasas más altas son Uruguay (22%), Argentina (21%), Chile (19%), República Dominicana (18%) y Perú (18%). En Cuba no se incluye el IVA en el sistema tributario.
En varios países se están movilizando y organizando iniciativas para promover cambios en la accesibilidad a productos menstruales. México y las Bahamas trabajan para eliminar el IVA en estos productos. En Argentina, existe la campaña #MenstruAcción con diferentes proyectos de ley y ordenanzas. En Perú, se aprobó un proyecto de ley para el acceso gratuito en cualquier establecimiento público.
La menstruación como factor de desigualdad
Las mujeres ganan un 27% menos que los hombres y esto afecta a la adquisición de productos para la menstruación. Para 70 millones de personas, el costo mensual de los productos representa el 12% de sus ingresos.
Con respecto a las cárceles, la falta de acceso a las toallitas y las nulas condiciones de privacidad o higiene en los establecimientos representan un problema que no debería existir. Sucede algo similar en hogares empobrecidos, compuestos en su mayoría por mujeres, donde este gasto representa un porcentaje importante de su canasta, lo que nos pone muy lejos de la justicia menstrual. Por eso se habla de pobreza menstrual.