Cada día del periodista vuelan los saludos. Y a veces las mismas personas que saludan a los opinólogos o comunicólogos saluda a periodistas de investigación. No tenemos nada en común. De hecho, en su máxima expresión y literalidad ellos no son periodistas. Aunque cueste leerlo o quede mal, siempre hay un ellos y un nosotros porque tristemente el mundo se define por contraposición.
Hacer periodismo significa investigar y relevar datos. La mayoría de las personas que trabajan en prensa no investigan ni revelan datos sino que repiten, inventan y hasta operan. Lo reconocen muchas personas de cualquier lado de la grieta, aunque siempre el ser humano encuentre la justificación, la negación y la inercia como modo de supervivencia en este capitalismo salvaje, que le permite aceptar sus comportamientos y enterrar retóricamente a los otros.
Es decir, hay un círculo de personas que sin importar lo que se diga, gracias al sesgo de confirmación y al espiral de influencia, van a creer todo lo que diga TN. Hay otro grupo de personas que de igual forma lo harán con C5N. Así también sucede con Cristina y con Macri. En el medio por supuesto que hay grupos que miran ambas corporaciones y saben que no todo lo que brilla es oro pero no encuentran otra cosa o no quieren ayudar a forjarla.
Ahora bien, entre las corporaciones y los medios tradicionales hegemónicos hay toda una gama de medios que van desde lo alternativo hasta lo casi hegemónico pero no tan tradicional, que cumple funciones de entretener, clickbait y algunos pocos muy pocos de informar.
A pesar de los discursos siempre muy armados y poco reales del kirchnerismo, la corporación principal, tuvo su función más importante entre Cablevisión y Multicanal en la despedida del gobierno de Néstor Kirchner. Aunque luego hubo discursos e intentos de volver para atrás la fusión en los tiempos de Cristina Kirchner y Guillermo Moreno. Lo real, lo tangible y los datos, muestran que la financiación y la protección a las corporación mediáticas por parte de los gobiernos kirchneristas siempre fue en aumento. Al día de hoy bajo la consigna de “Volvimos mejores” el mandato de Alberto Fernádez sigue engordando a los medios privados, la mayoría de cero producción periodística y maximizada explotación laboral hacia los empleados.
La pauta oficial tiene por fin distribuir mensajes no partidarios, sino oficiales de Estado. No debe ser propaganda política (algo que incumplen ambos partidos principales) sino un servicio social de información o concientización como pueden ser las campañas de Dengue en el verano o todo lo que fue la campaña de Covid. El fin debe ser llegar a la mayor cantidad de gente posible y por eso para quienes no saben, parece haber una lógica entre mayor rating mayor dinero invertido por parte del gobierno, pero no es así. Menos cuando se habla constantemente que la tele llega a cada vez menos gente, y más todavía sí hablamos de la falta de rigurosidad técnica para medir el rating.
Durante el último gobierno de Cristina Kirchner se gastó un récord en pauta oficial, siendo tanto en pesos como en dólares, casi el doble de lo gastado en el gobierno de Mauricio Macri.
Los medios más favorecidos durante el Kirchnerismo:
El grupo Indalo que tiene medios como C5N, Ámbito Financiero, Radio 10, Vale, Mega, Minuto Uno, Diario Registrado entre muchas empresas de distintos rubros más.
En mi propia experiencia personal puedo constatar cómo luego de la tan necesaria y fracasada ley de medios, muchos espacios comunitarios exigían tener una línea afín al gobierno o no podías estar en esos medios de comunicación. También viniendo para acá en el tiempo, durante mi cobertura del caso Facundo Castro, el joven desaparecido por la policía bonaerense en Bahía Blanca, el propio medio Ambito Financiero quiso censurar una nota que iba a publicar con ellos. Querían que borre la mención al gobernador Axel Kicillof en un contexto de la nota donde había hechos probados y conexiones que eran importantes para la causa. Mi decisión al estar respaldado financieramente por mi público, fue negarme y publicar la nota en otro lado. Pero ese lujo que yo me doy, también es una vida condenada al hambre y a la marginalidad.

Esa misma lógica, aunque de otra forma, es reproducida sobre los trabajadores de empresas que deben acatar una línea editorial basada en la necesidad laboral. Pero a ambos lados de la grieta, el trabajador es siempre en resultado, una víctima del sistema. Por eso, reproducir o sostener estructuras que nos condenan como la política hegemónica, es cuando menos para analizar. El Grupo Veintitrés es otro de los mayores favorecidos del gobierno Kirchnerista. Szpolski y Garfunkel, dueños de CN23; los diarios Tiempo Argentino y El Argentino; las revistas Siete Días y Cielos Argentinos; y las radios Rock & Pop, Vorterix, Splendid y Radio América. Otra cloaca informativa que además de participar del blindaje mediático que se le propició y sigue sucediendo con los gobiernos peronistas, junto con C5N, luego de que recibieron millones de pesos, vaciaron sus medios, dejan cientos de trabajadores en la calle. Quizás el episodio más conocido, es el de la ahora cooperativa Tiempo Argentino, que sufrieron aprietes y violencia al tomar el edificio. Otro de los episodios impunes de esta democracia llena de discursos pero sin hechos. La ley de medios quedará para otra nota ya que merece un análisis propio. Así como hoy en día a muchos comunicólogos y políticos, les es fácil mencionar los negociados de Macri, desde Socma hasta Autopistas del Sol, son pocas las personas en posiciones de poder que hacen algo para que realmente haya justicia en este país, pero además, el “Ah pero Macri” hace rato está agotado y el deber del periodismo, es investigar sin importar qué o quién y en eso, la distinción, entre periodismo, trabajadores de prensa y comunicólogos.
La misma distinción entre dato, hecho y relato. El mundo no es blanco y negro, no es buenos y malos aunque querramos definir facilmente el mundo desde ese lugar.
La cantidad de dinero que reciben en pauta pública las empresas multimillonarias de medios corporativos es horrorosa. Y sí, vale un adjetivo, porque la pauta se reparte de manera discrecional, elegida por el poder ejecutivo y la secretaria de medios. No tiene una ley ni un patrón normalizador. Es decir, los gobiernos siguen eligiendo quién puede emitir comunicación y quién no. Porque el dinero es todo en este mundo y muy difícil es sin ello la comunicación alternativa. Sumado a esto, el Estado, principal regulador y con la responsabilidad de hacer cumplir los derechos humanos, financia todos los días con dinero de nuestros impuestos a empresas que precarizan, explotan e incumplen convenios laborales. Sin mencionar la evasión de impuestos o que ningún gobierno le sacó a las empresas privadas, los negocios y bienes otorgados por la dictadura.

Sí bien desde el Sindicato de Prensa de Trabajadores de Buenos Aires (Sipreba) y otras organizaciones como la Red de Medios Digitales o la Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas (CONTA), se realiza un trabajo para democratizar la pauta que reciben los medios. La situación actual indica que los medios de CONTA reciben apenas el 1.9% de lo que recibe TELEFE mensualmente y sin mencionar los problemas que ha tenido Barricada TV para que los cable operadores cumplan la ley y ofrezcan su canal a los usuarios. El circulo vicioso de esta pseudo democracia que no quiere democratizar el acceso a la información, el acceso a los medios, el acceso a la libertad de prensa, el acceso al trabajo y tampoco el acceso de los medios a más público en infraestructura. No se trata esto de tirar piedras sino de pararse desde un lugar lo más objetivo posible, como trabajador de prensa y como periodista, para seguir mencionando e intentando cambiar aquello que gobierno tras gobierno sigue igual. La responsabilidad siempre es colectiva y los discursos de los políticos son sostenidos por sus militantes, sus estructuras y muchas veces por las mismas organizaciones que demandan mejoras y en la burocracia aceptan un tiempo que es el tiempo de quien tiene el poder. Del que pone las reglas del juego y no de nosotros, los necesitados y quienes no tenemos derechos. Esa misma ecuación se repite en todo, cuando se habló durante los cristinismos de que “no era el momento” o la paciencia que le tienen a Alberto Fernández, lo hacen desde un lugar de “poder esperar” mientras que la gente que muere de hambre o quien no accede a un derecho, ni tiene el mismo tiempo ni la misma posición para aceptar las reglas del juego impuestas por los que sí. El tiempo es hoy… siempre es hoy.
Un ser humano vive un promedio de 18 periodos presidenciales y somos apenas un segundo en la historia humana. Creyendo que somos eternos, desde el 2001 hasta hoy ya vamos por el 5to periodo presidencial donde la democracia lo que hizo fue sellar los negocios de la dictadura con los medios hegemónicos y perpetuar la falta de derechos en cuanto al periodismo y la libertad.
Dentro de la prensa, por supuesto que las situaciones son diversas y un medio alternativo y sus trabajadores no siempre comparten los mismos intereses que un trabajador en dependencia de un medio corporativo. Se discute siempre en el sindicato. Mientras que un trabajador de medios hegemónicos necesita mejorar sus condiciones laborales, humanas y de libertad de trabajo, los trabajadores de medios alternativos deben crear su trabajo, su remuneración y luchar por el acceso a la información, no sólo de sí mismo sino de toda la sociedad. Como se ha dicho, también son los medios alternativos los que dan voz, no solo a los temas “marginales” o de quienes no tienen voz, sino que también cubren los conflictos laborales y todos los temas que los trabajadores de medios hegemónicos no pueden cubrir.
Desde este lugar menciono algunos problemas. Por un lado la Red de Medios Digitales problematiza y recopila que entre diciembre de 2020 y agosto 2021 el gobierno distribuyó $7.563.000.000. De ese total, apenas el 0,6% fue destinado a los 300 medios nucleados en la Confederación de Medios Cooperativos y Comunitarios. Estos medios son apenas una muestra de la cantidad de medios populares que hay en el país, en una diversidad difícil de abarcar, con objetivos y prácticas diferentes entre sí. El espiral de influencia los medios digitales que quieran crecer en público, tendrán menos acceso a mejorar su estructura de trabajo, que va desde la compra de equipos, más dinero para sueldos que representa más horas de trabajo para quienes quieren hacer comunicación pero dependen de otros trabajos y a la vez menos dinero para invertir en publicidad para llegar a más público. Sí parte del dinero que ingresa a los medios alternativos está destinado a su vez a hacer publicidad en redes sociales para llegar a más público, nos encontramos al mismo tiempo con otro círculo vicioso para los medios y virtuoso para las empresas de redes sociales. Tanto Facebook como Google, cobran por hacer publicidad, pero no pagan por el material que usan constantemente de los medios. El Estado sigue sin regular internet y las redes sociales y Google solo paga por las noticias a los medios hegemónicos. Sí el Estado le da pauta a las redes sociales, una opción debería ser al mismo tiempo que obligue a las redes sociales a pagar a los medios y creadores de contenidos periodísticos por su trabajo, sería lógicamente justo, ya que la práctica antes mencionada, solo sirve para aumentar la brecha y el círculo vicioso entre pequeños y gigantes. Esto es sin hablar del algoritmo de redes sociales, que claramente favorece a su vez a las grandes empresas y creadoras de contenidos vacíos mientras que censura y shadow banea a lo alternativo. ¿Y sí todo esto no es el mercado mismo regulando todo y parasitando al Estado qué es?
Es quizás lo de siempre, una democracia liberal donde los datos no apoyan el discurso pero la burocracia y la falta de coraje sí. Porque aunque sea obvia y repetida en cada uno de nuestros trabajos que la responsabilidad del Estado es la principal, luego las empresas, el sistema judicial y etc. En algún momento llegamos a la responsabilidad que tienen las personas que sostienen este sistema desigual dentro de la burocracia partidaria y organizacional.
Luego de eso, también hay una responsabilidad de la corporación. El corporativismo, existe en todas las profesiones porque aún no se quiere asumir que lo que está en crisis es el sistema y el ser humano mismo. Un humano creado por supuesto, bajo este sistema y contexto que solo puede dar seres humanos rotos que intenten sobrevivir. Entonces afirmar “Los periodistas” “Los docentes” “Los médicos” tanto para generalizar, como para defender una institución, es sumamente estéril como precario.
Dentro del periodismo se da constantemente una situación en la cual, quienes tienen acceso a los medios de producción y ocupan posiciones mejores que la de sus pares en medios alternativos, no hacen nada para que los de abajo suban. Entiendo que sí trabajas en Clarín y no podes investigar los negocios de Macri, quizás podrías difundir o ayudar por fuera el trabajo que hacen otros colegas. Lo mismo sucede con el Kirchnerismo. Pero por algún motivo, muchos colegas no difunden a otros colegas y entonces la pregunta ¿Qué se esconde detrás de eso?
¿Es sólo ego? ¿Es un terror impuesto por el capitalismo del cual no se habla? ¿El miedo de perder una fuente laboral tan sólo por difundir algo?
Lo real y lo tangible más allá de las preguntas o suposiciones mediocres que uno puede hacer, es que en la realidad, la información de investigaciones tampoco llega a la gente porque dentro del periodismo, las y los queridos colegas, tampoco difunden. Y no hablo por supuesto de difundir una nota sobre San Patricio o los 10 milagros de Gilda. Hablamos de difundir investigaciones e información que deberían ser de acceso absolutamente público pero que también los colegas ayudan a enterrar para que no queden en la nada. Por que puedo afirmar, que muchos colegas tienen acceso a la misma información que nosotros y hasta tienen mejor acceso, herramientas y fuentes. Y se puede entender que quizás no pueden publicarla en los medios que trabajan pero podrían ayudar a otros investigadores, podrían difundir las investigaciones de interés público que existen pero no.
Quizás… Lo que sucede es que se sigue confundiendo el periodismo con la conducción de tv, con hacer notas de análisis berretas como está, con notas descriptivas de las que hay en todos los medios que no aportan ninguna información diferente o profunda. Quizás el sueño de trabajar en medios o hacer entrevistas se confunde y lo confunden con el periodismo… Que no es sólo comunicación. Que representa un riesgo vital, en el cual, gracias al Estado, las empresas, el sistema y también nuestros “colegas”, estamos solos…
Aún así seguiremos estando para todos. Porque amigos, neutrales, enemigos, pensando igual o distinto, seguiremos cumpliendo con nuestra función de investigar, revelar datos reales y verídicos, cumpliendo con el compromiso de los derechos humanos, que son también, el derecho a la información, el trabajo y la expresión.