La pandemia del coronavirus provocó en Chile un retroceso laboral de al menos 10 años, precarizó el trabajo, los cuidados y colapsó nuestra salud mental.
El 2 de junio de 2009, en Chile, se promulgó la Ley de Igualdad Salarial. Modifica el Código del Trabajo, regulando e igualando la remuneración entre hombres y mujeres por el mismo trabajo. No considera discriminatorias las diferencias objetivas en las remuneraciones basadas, entre otras razones, en las capacidades, calificaciones, idoneidad, responsabilidad o productividad. (Ley 20348).
Lo cierto es que, en los años posteriores a su promulgación, no ha habido avances reales… La implementación de la ley no es concreta y necesita ser revisada. En Chile es común estar revisando rankings internacionales de distintas temáticas, independientemente del puesto. Un índice negativo es del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en su Encuesta Suplementaria de Ingresos de 2018 indica que la brecha es de -27,2% en desmedro de las mujeres.
Fuente: INE
En marzo de este año se registró el primer caso de covid-19. Pese a esto, el movimiento feminista salió con más fuerza que nunca el pasado 8M, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, convocando a más de 2 millones de mujeres en las calles de Santiago y a miles en todo el país. En ese entonces se exigía la salida de la ministra de la Mujer, el respeto irrestricto a los DDHH, que durante meses se han violado, y todo al son de: “El violador eres tú” del Colectivo Las Tesis.
Durante la segunda semana de marzo, el Ministerio de Educación suspendió todo tipo de actividades en recintos educacionales y comenzó a operar un sistema de teletrabajo desconocido para la mayoría de gente.
Trabajar desde casa ha significado la posibilidad de “estar a salvo” en medio de una pandemia que avanzaba sin tregua y donde el Gobierno tomaba medidas débiles y tardías. Por otro lado, al estar con niños y niñas en casa, se complejizó aún más cumplir con una jornada laboral que en muchos casos no tenía un límite claro de horarios entre trabajo y descanso. Sumando a eso la energía y el tiempo que requiere cuidar niños y niñas. El 1 de abril se promulgó la Ley de Protección al Empleo que, básicamente, permitía a las empresas suspender los contratos laborales y a los trabajadores pagar su remuneración con el fondo de seguro de cesantía, que todo trabajador y trabajadora con contrato tiene. El nombre de la ley es irónico, ya que en la realidad los trabajadores no sostienen su trabajo sino que utilizan el fondo de desempleo para sobrevivir.
A eso se suman los casos de mujeres gestantes y con postnatal o baja por maternidad, como le llaman en otros países. Para estos casos se creó una Ley de Postnatal de Emergencia, impulsada por diputadas de distintos sectores políticos. La Licencia Médica Preventiva Parental (LMPP), o también conocida como «postnatal de emergencia», es un beneficio que consiste en la extensión del postnatal a través de una licencia preventiva por 30 días prorrogables (con cargo al seguro de salud común respectivo), mientras se mantenga el estado de catástrofe en el país, para que las personas puedan acompañar a sus hijos e hijas. Para muchas mujeres este tiempo terminó, no han podido volver al trabajo porque no tienen donde dejar a sus hijos. Otras, simplemente, han perdido su fuente laboral y han usado el 10% de sus fondos de pensión como manera de sobrevivir. Así muchas deambulan entre la angustia, la soledad y la incertidumbre de una miseria que asoma en esta nueva y antigua normalidad. Diversas organizaciones de mujeres están luchando por una nueva extensión.
Actualmente, en el Congreso se discute el Presupuesto de la Nación para el 2021, en el que se incluyen diversos programas que incluyen subsidios para la contratación de mujeres. Estos intentan solucionar el problema del desempleo femenino y reactivar la economía. Pero la pandemia no ha terminado y los números (de contagios) en Chile son dramáticos.
* Casos que, teniendo un test de PCR positivo, no están ingresados aún en la plataforma de vigilancia epidemiológica (Epivigila).
** Corresponde a las estadísticas del DEIS.
*** Para el cálculo estimado de confirmados recuperados se sustrae a los casos confirmados acumulados, los casos activos confirmados y los fallecidos.
El empleo femenino se concentra principalmente en servicios y en áreas vinculadas al cuidado, como lo son: salud, educación y limpieza. Labores con menor prestigio social y con salarios más bajos.
Las cifras y estudios muestran lo registrado en el sistema oficial, pero son miles de mujeres quienes no están dentro. Son jefas de hogar, sin redes de apoyo que maternan solas en la precarización laboral de trabajos esporádicos e informales. En el oasis del libre mercado quedan 14 meses de presidencia para Piñera, en medio de una pandemia que desnudó todas las desigualdades sociales preexistentes. El gobierno no parece tener ningún plan concreto para invertir dinero en la gente desprotegida. Mientras que en las calles, hace más de un año y arriesgando sus vidas, miles de personas piden por una nueva constitución y un sistema más justo que, al momento, parece no encontrarse al alcance ni en el interés del sistema político chileno.
FUENTES
https://www.comunidadmujer.cl/estudios/estadisticas-de-genero/